Proceso de acogida o período de adaptación. Reflexiones e inquietudes de una madre, educadora y directora

jonathan-borba-RWgE9_lKj_Y-unsplash

Con el inicio de curso, el equipo de Mi Primera Escuela, decidimos aceptar un nuevo reto: permitir a las familias el acompañamiento a los pequeños dentro del aula el tiempo que fuera necesario con el fin de asegurar el mejor comienzo en la vida escolar de todos nuestros alumnos y alumnas, mucho más respetuoso, mucho más consciente, más calmado y pausado, más alegre, más feliz…

Desde que abrimos nuestro centro hace más de 10 años hemos apostado por un PA lo más respetuoso posible con el niño al mismo tiempo que hemos tratado de no generar un problema para las familias que viven con dificultad el poder conciliar esta necesidad de sus retoños con sus propias exigencias laborales.
Por aquel entonces fuimos pioneros en la zona al abrir las puertas de nuestro centro a las familias para que libremente accedieran a nuestro día a día. Al poco tiempo otros centros optaron por seguir nuestros pasos. También nos siguieron cuando fuimos los primeros en la introducción del bilingüismo en edades tempranas.
Sinceramente, nos entusiasma ver que a otros les gusta lo que hacemos hasta ese punto y deciden hacer lo mismo, porque eso significa que vamos por buen camino.

 

“Ha sido un proceso favorable para los dos, tanto para mí como para el peque. En casa estamos muy contentos con el resultado”, comenta una mamá

 

Este año hemos vuelto a hacerlo, al plantear por primera vez en nuestra zona un proceso de acogida e incorporación a la vida escolar mucho más respetuoso con los niños y niñas, cambiando la visión que de este periodo tenemos, sustituyendo lágrimas por amor, ternura y mucho juego.

 

Ojalá esta nueva experiencia tan positiva, esta propuesta, este nuevo modo de hacer, se convierta también en referente para otros coles de la zona porque toda la infancia se beneficiaría de ello.
Siempre hemos tratado de adaptarnos a los ritmos individuales que los propios niños nos marcaban y no, no era suficiente para mitigar los llantos incesantes, angustiosos y  desesperados que año tras año se escuchaban como único medio del que disponen los pequeños para manifestar su desagrado, su tristeza, su angustia ante una nueva situación en su corta vida, en un entorno completamente desconocido y con personas que no le resultan familiares.

En todos esos años intentábamos algunos cambios con la esperanza de que esto mejorara, pero el resultado apenas era notable. Un curso y otro, la pregunta siempre estaba rondando en nuestro pensamiento “¿de qué otra forma podemos hacerlo?”

No nos resignábamos. Escribí sobre esto hace un año. Puedes leerlo AQUÍ

Pues bien, esta nueva propuesta es la respuesta, la solución, que nosotros hemos encontrado. Aunque la idea no es nuestra, sí lo es el guion. No es una guía perfecta y, tal como habíamos previsto, han surgido algunas dificultades y puntos de mejora en el camino.
Lo que sí es cierto es que es nuestra guía y la hemos adaptado a nuestra realidad, porque cada centro, cada cole, tiene su propia realidad y sin duda, la mejoraremos con el paso de los años.

Para el equipo ha supuesto superar sentimientos de miedo y angustia ante la idea de que otros adultos “invadieran” nuestro espacio e intimidad laboral.
Este proceso llevamos trabajándolo desde hace dos años, durante los cuales hemos estado investigando, indagando y conociendo las experiencias de otros centros, tanto
nacionales como internacionales, madurando ideas, elaborando propuestas y, sobre todo, abriendo y flexibilizando nuestras mentes y agrandando nuestros corazones.

 

La clave del éxito de este planteamiento ha estado en la organización y preparación del mismo, por eso ha sido tan importante dedicar el tiempo necesario hasta que hemos sentido que todo el equipo estaba totalmente preparado para dar el paso con absoluta confianza y seguridad.

 

“Para mí ha sido un acierto, pues no sufren el cambio bruscamente y he notado que ha ido muy contenta desde el primer día”, comenta una mamá

 

Todo ese trabajo no ha sido valorado únicamente por nosotros, sino que las familias han participado de esa evaluación para que las propuestas de mejora se puedan ajustar a su realidad conjugada con la nuestra y no sólo a la del centro.

Una vez habíamos dado por superado todo el proceso, realizamos la reunión de valoración con las familias donde expusimos nuestras sensaciones, qué había funcionado, qué no, dónde podíamos mejorar, etc… y les pedimos que hicieran su propia evaluación sobre lo que había supuesto este nuevo planteamiento mediante una encuesta anónima.

La participación en la encuesta fue de un 88,57%%, lo cual nos parece muy representativo.

CONCLUSIONES DE LA ENCUESTA A LAS FAMILIAS
  • Si bien casi a la mitad les pareció difícil adaptarse al planteamiento, el 86% de ellas están satisfechas con las soluciones planteadas a sus dificultades personales, y el 97 % encuentra positivo el planteamiento a pesar de estas.

 

  • Al abrir de par en par las puertas del centro durante todo el tiempo que ha sido necesario, un 96,75% han manifestado percibirnos como muy transparentes de los cuales el 71% ha llegado a calificar la percepción de la transparencia como extraordinaria.

 

  • El haber compartido días dentro del aula con el personal del centro les ha permitido conocer mejor a las personas que van a estar a cargo de la educación y cuidado de sus hijos e hijas, habiendo destacado los conocimientos sobre educación e infancia de nuestro personal en un 74,19% como extraordinarios y un 19,35% como destacables.

 

  • El 87,10% de las respuestas señalan que no tienen duda sobre cómo, gracias a este planteamiento, se ha visto reforzado el vínculo de apego con la tutora. Cabe destacar, que el 93,55% aseguran que este planteamiento les ha ayudado a evitar situaciones y estados emocionales negativos.

 

  • Para concluir, el 96,78% está muy satisfecho con este planteamiento, la consecución de objetivos y los resultados, habiendo respondido cerca del 75 % que se encuentran extremadamente satisfechos.

 

  • Un dato a tener muy en cuenta es que al 87,10% les gustaría que les ofreciesen esta posibilidad cuando llegue el momento de cambiar de cole.Los datos recabados no dejan dudas en cuanto a la idoneidad de este planteamiento frente a los tradicionales
Ahora que ya lo hemos superado podemos afirmar que ha sido una de las mejores propuestas que hemos llevado a cabo en los últimos años.

 

“Este planteamiento de acogida debería estar siempre presente en cualquier centro” , comentan algunas familias.

 

Quisiera destacar la participación, colaboración y contribución de nuestras familias, pues sin ellas no habría sido posible este planteamiento.

Así mismo, quiero felicitar a todo el equipo por su esfuerzo, por su implicación, su compromiso y su respeto, y sobre todo, por su buen hacer.Gente pequeña, en un lugar pequeño, haciendo pequeñas cosas, conseguimos grandes resultados.

Mis hijos ya son mayores, y ya vivimos y padecimos sus correspondientes periodos de adaptación.

Deseo que ningún niño más, que ninguna familia más, que ninguna mamá más, tenga que vivir con dolor algo que tiene que ser motivo de alegría.

Deseo que ninguna educadora tenga que volver a su casa en un día de los de principio de curso con la sensación de no saber si ha hecho todo lo posible por calmar a los niños, por conectar, por fortalecer ese vínculo tan necesario…

Deseo que todas las directoras y directores de centros de infantil, tanto de 1º ciclo como de 2º, tengan las ganas y las fuerzas necesarias para poder plantearlo en sus claustros y llevarlo a cabo. Deseo para todos y todas, familias, educadores, directores, que puedan sentir la paz y tranquilidad que en el incicio del curso 2018/2019 hemos sentido todos los que componemos la comunidad educativa de Mi Primera Escuela.

 

Mamá, educadora y directora repensando la infancia

 

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *